Ibn Arabí (1165-1240)
Nacido en Murcia el 28 de julio de 1165, nuestro paisano fue contemporáneo de Averroes y Maimónides pero intelectualmente se le consideró hijo de Platón. Sin lugar a dudas, se trata del murciano más universal y uno de los españoles más importantes de todos los tiempos. Filósofo y místico por excelencia, estuvo ligado a los sufíes, bebiendo de las fuentes del mazdeismo persa y el budismo hindú, siendo además precursor de Dante o del propio San Juan de la Cruz.
Cuando vino al mundo gobernaba en Murcia el ¿Rey Lobo¿, es decir, Aben Mardenix, y lo hizo en el seno de una familia religiosa. Pronto se trasladó a Sevilla donde contrajo matrimonio con Mariam, una intuitiva mujer que orientó mejor el camino de Ibn Arabí. Sus hijos se llamaron Sadodin, Imadodin y Zeinab.
En Sevilla fue conociendo a numerosos maestros-as y seres evolucionados que le ayudaron en estos primeros años de formación. Para 1198 lo vemos de nuevo en Murcia, si bien partió para Oriente y no volvería a pisar las calles de su ciudad. Viaja por Alejandría, El Cairo, La Meca, Bagdad, Mosul, Medina, Jerusalén y poco a poco va teniendo fuertes experiencias místicas y visiones, realizando además diversos milagros. Ya en 1223 fijaba su residencia en Damasco, ciudad en la que fallecería el 16 de noviembre de 1240. Tiempo después, en 1579, el hijo de Soliman el Magnífico mandaba construirle una mezquita cuyo mausoleo aún existe en Damasco.