Son varias las obras de Polo de Medina desde la aparición en 1630 en Madrid de sus libros más conocidos, Academias de Jardín y El buen Humor de las Musas.

Con Academias de Jardín, cuya inspiración surgió tras los encuentros de crítica literaria en el palacio de Espinardo, el autor sigue el esquema de Bocaccio en el que una reunión de personajes da lugar a una miscelánea compuesta de versos propios y ajenos en los que abunda la critica literaria y social.

Influencias estilísticas

El buen humor de las musas debe mucho al estilo humorístico de Góngora y, paradójicamente, también a los usos literarios del gran antagonista de este, Quevedo. El autor hizo alarde de las hipérboles aplicadas a los roles, defectos físicos etc., de los recursos humorísticos propios del Barroco, de los romances, de la sátira social y literaria, de un sinfín de elementos conjugados con gran maestría que colocaban la obra de Polo de Medina entre las más apreciadas de la tradición del Siglo de Oro español.

Con obras posteriores como Ocios de Soledad, descrita como su obra más brillante, Polo de Medina compone en silvas un poema dedicado a la vida retirada en el campo, un tema ya recurrido por Quevedo o Fernández de Andrada. En versos perfectos llenos de barroquismo el autor hace, además, gala de querencia de patria chica, haciendo alusión a los alrededores de Murcia como lugar ideal para el disfrute de los parajes de campo.

Culteranismo

Con sus fábulas de Apolo y Dafne, y la de Pan y Siringa, la diana de Polo de Medina pasa a ser uno de los momentos álgidos del culteranismo de la época, una escuela que recuperaba las imágenes clásicas de Ovidio, si bien las alusiones del autor serán completamente satíricas haciendo con ello una crítica explicita a esta corriente tan de moda en la época. Con esta obra Medina creaba una nueva creación literaria: la fábula mitológico-burlesca.

Hospital de incurables, de 1636, bebió de la inspiración de Quevedo y sus sueños, en especial del dedicado a fantásticos viajes al Infierno, viajes que servirían al autor murciano para hacer una aguda crítica a la sociedad de su tiempo, en una obra breve pero amena.

Su Jacinto a Lelio. Gobierno de la moral, aunaría prosa y verso en una temática común en la época, las obras dedicadas a algún amigo o noble, en este caso el señor de Alcantarilla Usodemar y Fajardo, con indicaciones y aseveraciones sobre cómo debería ser un correcto comportamiento moral. Aforismos y sentencias combinadas con una poesía perfecta.



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