La obra de Rodríguez Almela es amplia, y está dedicada a la historia y a la hagiografía, inspirada muchas veces en los estilos clásicos latinos y griegos, donde los elementos históricos suelen bordear lo literario pero que acaban por constituir una referencia para la comprensión de muchos avatares históricos y culturales.
Su primera obra, Valerio de las historias escolásticas, toma como modelo la obra del autor latino Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, dividido en nueve libros, de ahí que Almela también divida su obra en otros tantos volúmenes que son toda una suerte de memorias históricas y relatos bíblicos.
Otras de las obras de Almela son Compilación de los milagros de Santiago, que contribuiría grandemente a la visión del apóstol como vencedor de los musulmanes, Compendio historial de las Crónicas de España, de 1462, Tratado de la Guerra, de 1482 y Batallas campales, de 1487.
Almela, además de gran humanista y escritor, sería también un hombre avezado que contribuiría en Murcia al desarrollo del arte de la imprenta, colaborando a que la ciudad fuera una de las primeras de la Península en cuanto a la producción impresa.
En 1482 llegaba a Murcia un impresor huido de Valencia, Fernández de Córdoba, y forma sociedad con Ariño y el judío murciano Salomón Zalman, a quienes se uniría el tudesco López de Roca, único impresor finalmente de la sociedad. Y sería a López de Roca a quien Diego Rodríguez le encargaría la producción de un Oracional de su maestro Alonso de Cartagena y, en 1487, la impresión de sus obras Batallas Campales y Valerio de las Historias Eclesiásticas.