Árbol o arbolillo perenne, de aspecto desgarbado, que puede alcanzar los 10 metros cuando se desarrolla de forma óptima, siendo los ejemplares murcianos no mayores de 4-5 m. Tronco de corteza rugosa, estriada, marrón grisácea, a veces algo rojiza, que se ramifica a corta altura. Ramas sin espinas, curvadas, algo colgantes, con filodios de 10-30 cm de longitud, de color verde intenso, disposición alterna y nervio central marcado. Inflorescencias de tipo glomérulo, casi esféricas, que se disponen en racimos axilares, en grupos de 2-10. Flores de cinco piezas, amarillas, con cálices y corola campanulados, de poco más de 1 y 2 mm de longitud, respectivamente. Estambres de hasta 4 mm, que superan cáliz y corola. Fruto de tipo legumbre, de hasta 15 cm, con frecuencia algo retorcido y curvado.
Hábitat y distribución
Cultivada y naturaliza en taludes, cunetas, ramblas y escombreras. Especie oriunda de los territorios secos y cálidos del oeste de Australia y Tasmania, que fue introducida como planta ornamental en España en el siglo XIX, donde se naturaliza con carácter invasivo en el litoral mediterráneo andaluz y diversos puntos del levante, en la actualidad en rápida expansión. En la Región de Murcia ha sido plantada en cunetas y jardines de la mitad sur provincial, siendo habituales los ejemplares adventicios, que crecen muy cerca de los plantados. Se encuentra naturaliza principalmente en el extremo sureste (Mar Menor, Cartagena, etc.).
Observaciones
Planta sin hojas, recayendo la función fotosintética en peciolos modificados de estas, persistentes, aplanados y ensanchados: filodios. Sólo cuando la planta es muy joven, cuando se encuentra en estado o fase de plántula, pueden observarse las hojas.
Una especie próxima, Acacia farnesiana, también naturalizada de forma dispersa en la Región de Murcia, que puede verse en cunetas, presenta tallos armados de espinas, tiene hábito arbustivo y hojas parapinnadas, siendo estás ademas caducas.
Otras acacias sin hojas, con filodios, han sido cultivadas de forma más esporádica en la Región y se naturalizan más raramente: Acacia retinoides, Acacia cyclops, etc.
Acacia saligna prolifera en terrenos que han sido removidos, donde se han vertido escombros o acumulado tierras. Estos espacios tienen habitualmente aspecto de abandono, que acentúa esta planta, porque aunque tolera bien los veranos muy secos y cálidos con frecuencia mueren algunas de sus ramas y son habituales los rebrotes de cepa, creándose un ambiente enmarañado. A finales de marzo y a primeros de abril las acacias se llenan de flores y tiñen de amarillo casi por completo a la planta. De esta especie son interesantes las naturalizaciones del entorno de Cabo de Palos, Marchamalo -donde forma un pequeño bosquete al sur de las salinas- y la Rambla de la Carrasquilla -en tramos aguas abajo de Los Belones-.
José Antonio López Espinosa