La vida tradicional en el Campo de Murcia
Las familias de campesinos murcianos habitaban en aldeas y caseríos, pero también en casas de labor aisladas, en las que contaban con todo lo necesario para desarrollar su trabajo: gallineros, cuadras, aljibes, etc....
La arquitectura popular se adaptaba a las condiciones que imponía el medio y aprovechaba los materiales circundantes para su construcción, principalmente la arcilla y la caliza sin labrar.
La alegría del campesino murciano era ver sus campos cuajados de trigales, avenas y centeno, de olivos y vides, tener un rollizo cordero guardado para Nochebuena, preparar la matanza, comprobar que sus graneros estaban llenos y celebrar bailes, fiestas y juegos para el disfrute merecido de todos tras las duras labores agrícolas y ganaderas.
El campesino siempre sabía cuando sus barbechos eran buenos, cuando debía sembrar y qué tierra necesitaba cada especie. Conocía la climatología, que predecía con las cabañuelas y manejaba sus herramientas con la máxima destreza.
La convivencia vecinal se basaba en la necesidad, el respeto y la fraternidad, ya que su aislamiento convertía en vital la ayuda del vecino.
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