Los barrancos, fruto de la acción del agua, son uno de los elementos más representativos del paisaje de Abanilla, formando lo que se conoce como 'bad-lands'. Estos barrancos dibujan un aspecto desértico, de pliegues y cárcavas que lo asemejan a un paisaje lunar.
Abanilla, cuenta con huerta, concentrada principalmente en la pedanía de Mahoya, un oasis de palmeras, rodeado de tierras semidesérticas. Se trata de un lugar de grandes contrastes, donde destaca la presencia de la Palmera Datilera, abundante en esta zona.
También cabe destacar la zona del Chícamo, un río-rambla, que nace próximo a la pedanía de Macisvenda. Es en las cercanías de su nacimiento donde se localizan los paisajes más bellos de su curso. Cabe significar dos parajes, uno ubicado en el propio nacimiento y otro denominado El Cager, un cañón situado en la pedanía de la Humbría, donde sorprende encontrar ese paisaje entre tierras tan áridas.